Iniciemos considerando una definición de
administración elaborada por el especialista Idalberto Chiavenato, “la
administración es el proceso de planear, organizar, dirigir, y controlar el uso
de los recursos para lograr los objetivos organizacionales”.
Lo anterior nos permite comprender que sin un
sistema administrativo adecuado es imposible que una organización pueda tener
éxito o subsistir en medio de una sociedad que cada día exige un más alto nivel
de competitividad.
Debemos recordar lo que plasmó Peter Drucker,
“No existen países desarrollados, ni países
subdesarrollados, sino países que
saben administrar la tecnología, los recursos disponibles y potenciales, y
países que todavía no saben hacerlo. En otros términos, existen países
administrados y países subadministrados”.
La sociedad, los países, el mundo, como tal
están conformados por organizaciones, si estas logran sus objetivos, lo logran
la sociedad y el mundo. Razón por la cual es imperante que los que administran
tengan un dominio pleno de cada una de las funciones del proceso
administrativo.
Según lo declara Garza Treviño “sin importar
el nivel que ocupen en una organización, los administradores tienen que aplicar
las cuatro funciones: planeación, organización, dirección y control.”
Desde que un colaborador es asignado a la
posición de supervisor entra en el nivel o categoría de administrador, por lo
tanto tiene la responsabilidad de dominar el proceso administrativo.
Funciones del proceso administrativo:
1. Planeación. El autor Garza Treviño la define como: “el proceso de
prever el futuro y proponer estrategias para desarrollarse y crecer en el
contexto futuro.”
Esta
definición requiere que el administrador sea una persona con una visión
panorámica y que no se olvide del pasado y considere junto a ello el presente.